Mucha gente piensa que estamos en una burbuja tecnológica, y no es particularmente difícil ver por qué. No es ningún secreto que las acciones tecnológicas representan hoy una gran parte del mercado financiero.
Tampoco es un secreto que la pandemia disparó la demanda de tecnología para trabajar y entretenerse desde casa. Esto infló los precios de las acciones tecnológicas más allá de los sueños de sus propios fundadores.
Aunque es cierto que dependemos cada vez más de la tecnología, vale la pena preguntarse: ¿hemos exagerado el valor de las empresas tecnológicas más allá de lo que realmente valen? Es probable que sí. Profundicemos en el tema.
¿Qué es una burbuja tecnológica?
Las empresas tecnológicas reciben mucha atención tanto de los inversores como de los medios de comunicación. Y aún más en estos tiempos, cuando gran parte de nuestra vida está en línea y en que todo (incluso nuestros hogares y coches) se ha vuelto “inteligente”.
Por lo tanto, las acciones tecnológicas reciben mucha atención y dinero tanto de inversores profesionales como novatos. Esto hace que los precios de las acciones suban, lo que contribuye a que se preste aún más atención…. Y ya creo que conoces el resto.
De este modo, el valor de una empresa tecnológica depende más de expectativas que de la realidad. Cuando los inversores se dan cuenta de ello, una oleada de ventas acaba provocando una caída significativa del mercado.
En pocas palabras, una burbuja tecnológica se define por la fuerte subida y una posterior caída de las acciones tecnológicas. ¿Las razones? Una sobrevaloración que no deja otro camino que el de la caída.
Una retrospectiva a la burbuja de las puntocom
No es la primera vez que asistimos a un repunte de los valores tecnológicos. Si tienes cierta edad recordarás la burbuja tecnológica de finales de los 90 y el desplome del mercado que siguió.
Esta burbuja acabó estallando en el año 2000, después de que muchas de las nuevas empresas de Internet, en las que la gente estaba encantada de invertir su dinero, quebraran.
¿Qué ocurrió exactamente?
En aquella época, Internet era relativamente nuevo. Muchos inversores pusieron los ahorros de toda su vida en valores tecnológicos cuyos modelos de negocio no entendían (o no existían). Pero estaban de moda, a pesar de no tener un camino claro para obtener beneficios en el futuro.
Aunque algunas empresas sobrevivieron al desplome (Google, por ejemplo), muchas no lo hicieron. Lamentablemente quienes invirtieron en ellas vieron cómo el valor de sus acciones se reducía a cero.
¿Qué aprendimos de la burbuja de las puntocom?
La mayor lección es la importancia de evaluar cuidadosamente una empresa, sin importar lo grandiosa que pueda parecer en el momento.
Si los inversores hubieran tenido en cuenta esto antes de invertir en muchas de las empresas tecnológicas que surgieron en aquel momento, probablemente habrían evitado por completo la burbuja y su estallido. Lo mismo ocurre hoy.
El mero hecho de que una empresa reciba mucha atención de la prensa no significa que merezca la pena invertir en ella. Todas las empresas, sean tecnológicas o no, requieren una evaluación cuidadosa antes de ganarse tu inversión.
Debes conocer los entresijos de su funcionamiento y beneficios, quiénes son sus directivos y cómo toman las decisiones, cómo influyen en ella determinadas condiciones económicas y acontecimientos mundiales, y a qué precio puedes comprarla para garantizarte una gran rentabilidad.
Esto puede parecer mucho, pero te parecerá poco si la alternativa es ir a ciegas y perder tu inversión.
¿Estamos en una burbuja tecnológica?
Casi con total seguridad, sí. Y ya ha empezado a explotar. Además de la caída de muchas tecnológicas, estamos viendo despidos en todos los niveles. Con el tiempo, los precios de las acciones de desplomarán.
Las empresas más fuertes sobrevivirán y seguirán produciendo grandes beneficios para sus inversores. Así que el momento de comprarlas es cuando estalle esa burbuja y salgan a la venta.
Por lo tanto, si ha investigado, sabrás cuáles son las que debes comprar y podrá adquirirlas al precio adecuado con un margen de seguridad. Es hora de encontrar empresas maravillosas
